
En #BiziGranel ya habréis podido comprobar que somos muy fans de estos pequeños y que contamos con una amplia variedad de ellos principalmente en crudo, y algunos tostados.
¡Y es que lo tienen todo! Están deliciosos, son súper saludables y son unos fantásticos aliados en la cocina, pudiendo hacer auténticas virguerías con ellos. Por ejemplo, las piezas de queso vegano que vendemos aquí están hechos con anacardos fermentados o con almendra. ¿Cómo te quedas?
Lo mejor es que también son unos estupendos enfermeros y, para cada dolencia, hay un fruto seco detrás que puede ayudar bastante. Te contamos algunas de las más interesantes.
Diabetes: anacardos, pistachos y piñones, porque controlan los niveles de los lípidos y de glucosa en sangre. También son ricos en magnesio, lo que ofrece resistencia a la insulina.
Colesterol: almendras, nueces y avellanas por ser ricos en ácidos grasos. Las nueces, además, tienen alto contenido en Omega 3.
Demencia: almendras y avellanas, que son ricas en vitamina E, directamente relacionada con el retraso del deterioro cognitivo.
Aporte de fibra: pistachos y nueces, que ayudan a regular el tránsito intestinal y a mejorar el estreñimiento.
Huesos: las almendras tienen el mayor aporte de calcio, que previene la osteoporosis, y los piñones de zinc, que ayuda a la formación de huesos y articulaciones.
Sobrepeso: almendras, avellanas y nueces, porque tienen grasas saludables y un gran poder saciante.
A pesar de lo buenos que son y lo buenos que están, hay estadísticas que aseguran que sólo 1 de cada 3 personas los consume a diario. ¿Tú estás dentro de los que sí o de los que no?
Almendras
El almendro puede haber sido uno de los primeros árboles que se cultivaron. En Jordania, los arqueólogos han encontrado pruebas de almendros domesticados que datan de hace unos 5.000 años. Su importancia en tantas culturas y cocinas diferentes hoy en día (así como su uso continuado como medicina en algunos países asiáticos) es el resultado directo del comercio a lo largo de la Ruta de la Seda. Las almendras también se mencionan en el Antiguo Testamento, como uno de “los mejores frutos de la tierra” y sus flores tempranas simbolizan la esperanza. La Menorah, el símbolo sagrado del judaísmo, tiene la forma de una flor de almendro.
Las almendras no son técnicamente un fruto seco: en realidad son semillas del fruto de la almendra y están muy relacionadas con los melocotones. Al igual que estos, las almendras no producen su fruto hasta el tercer año después de la plantación, y los almendros no alcanzan la plena madurez hasta los 5 ó 6 años.
Las almendras son un alimento rico en grasas monoinsaturadas que ayudan a proteger el corazón al mantener los niveles de colesterol HDL (bueno) frente al colesterol LDL (malo). Son una gran fuente de fibra y proteínas, y contienen nutrientes importantes como la vitamina E, el selenio, el zinc, el calcio, el magnesio y las vitaminas del grupo B, especialmente el folato y la biotina. Debido a su perfil nutricional, las almendras son un alimento que ayuda a fortalecer los huesos. Una porción de 1 onza tiene tanto calcio como 1/4 de taza de leche. Además, están cargadas de fósforo que mantiene los huesos fuertes y reduce el riesgo de fracturas y roturas. Las almendras aumentan también significativamente los niveles de antioxidantes en la sangre, reducen la presión arterial y mejoran el flujo sanguíneo.